Foto: Fabio Portocarrero |
Estimados pasajeros, en este artículo les presentamos el pronunciamiento que lanzaron los proyectistas que aún siguen vivos sobre lo ocurrido con el Centro Cívico.
El Centro Civico de Lima estaba muy mal tenido y mal utilizado. No tenía ninguna atractivo para el habitante promedio de la ciudad.
Esto ha cambiado con la creacion de un "mall" con tiendas pequeñas y medianas, "tiendas ancla" y multicines. La operación ha convertido el Centro Cívico en un importante polo de atracción al que acuden cientos de personas.
Pero la forma en la que se ha hecho el "reciclaje" es equivocada, porque ha tergiversado la arquitectura del Centro Cívico en infinidad de aspectos, que van desde el diseño de los espacios libres hasta los detalles y los colores.
El proyecto ejecutado de reciclaje contradice las jerarquías, formas y secuencias del espacio. Esta se organizaba conforme a ejes visuales y de circulación relacionados con las vías que rodean el conjunto, además del Parque Neptuno. El eje a manera de espina dorsal que partía de Bolivia en coincidencia con el parque Neptuno ha quedado bloqueado por el discutible techo del patio de comida y el eje Paseo de la República-Garcilaso (la "calle") ha perdido claridad por los carteles de anuncios o de propagandas que se han colocado en el.
Que se haya demolido el edificio de congresos es en sí una lástima. Sin embargo, la pérdida no hubiera sido tan lamentable de haber sido apropiada la arquitectura del bloque que lo ha sustituido. Este bloque y el bloque en la esquina de España y Garcilaso han arruinado los frentes del Centro Cívico sobre Garcilaso y Bolivia, respectivamente; son también objetables por la forma como afectan los propios espacios libres al interior del Centro. Esto es así porque las fachadas de estos bloques rompen totalmente con las formas y ritmos de la arquitectura del Centro Cívico en su composición y colores.
Aparte de estos cambios, se han agregado tiendas, cielorrasos, pabellones vidriados y otros elementos que también desnaturalizan el sentido arquitectónico del original. Entre los detalles más discutibles se puede mencionar los zócalos de baldosines de mármol que han surgido por todas partes, desvirtuando todas las verticales de los edificios.
Cuando se recicla un edificio o un conjunto, es necesario, muchas veces, introducir cambios. Lo que se objeta en el caso del Centro Cívico, no es que se haya introducido cambios, sino la forma en la que esto se ha hecho. Como se ha señalado, esta forma ha resultado totalmente negativa para la arquitectura del conjunto y ha destruido su unidad, su coherencia y el ordenamiento de sus espacios. ¿O acaso tenía que ser así para el sitio le guste a la gente? Esto significa puponer de antemano que el público no esta preparado para apreciar un buen diseño, lo que es una suposición injusta para con el propio público.
El "puntilllazo"a la calidad arquitectónica de lo queda del Centro Cívico lo ha dado el pintado de sus fachadas de concreto expuesto. Lo civilizado hubiera sido limpiarlas al vapor o con un sistema similar. Pero no, como en tantos otros casos en la misma Lima, se ha aplicado el burdo "brochazo" de pintura. Las texturas que habían dejado los encofrados de madera especialmente diseñados, los cambios sutiles de color del mismo concreto y la nobleza del material expuesto se han esfumado. En su lugar han quedado superficies planas de un color claro inapropiado y que muy pronto se cubrirán de un polvo que será más visible que el cubría el concreto.
Descansa en paz, Centro Cívico.
Lima, octubre 2010