La cuna de la arquitectura moderna peruana se desliga de a pocos de la investigación. |
Se debe definir claramente cuál es el objetivo principal de la facultad: la creación de técnicos en arquitectura o la transmisión y producción de conocimientos de calidad. Si es el primero, tenemos serios problemas con el paradigma de educación de la arquitectura. Ésta no tiene porqué ser ligada al mero tecnicismo porque se encuentra en el deber de responder cuestiones muy importantes y urgentes para la país.
Si bien es cierto, la tesis que se realiza tiene el grado de bachiller distinta en niveles de impacto y análisis al de una tesis de maestría o doctorado, esta no debe ser dejada de lado ya que forma a los estudiantes en analizar y exponer sus ideas con total convicción frente a un jurado que en nuestra facultad no tiene el mismo nivel que aquellos jurados extranjeros que invitan en otras universidades.
Asimismo, los que decidieron dejar de lado la sustentación de las tesis, optaron por la vía más fácil contra la poca titulación de los egresados argumentando que los estudiantes de los últimos ciclos llevan “dos tesis” lo que es un absurdo. Un proyecto de grado no es una tesis de investigación a pesar de tener la misma naturaleza. En el proyecto se investiga al diseñar un edificio o realizar alguna propuesta urbana pero es diferente que realizar una tesis, una afirmación que su veracidad ha sido argumentada. Y la arquitectura no se mide de acuerdo a su veracidad, no es su calificación.
Finalmente, vemos pasar por delante una reducción de la actividad intelectual y que nos dice, prácticamente, que solamente debemos cansarnos diseñando con fórmulas hechas, comprobadas y estudiadas por otros. Un remedo muy malo de educación universitaria.